Condenan a 112 años a empresario mexicano por pornografía infantil

Cancún - México.- (eluniversal.com) Un tribunal de Cancún amplió a 112 años y medio la condena inicial de 13 años al empresario mexicano de origen libanés Jean Succar por pornografía infantil y abuso a menores, un castigo sin precedentes contra esos delitos en México, aseguró el jueves el abogado acusador.

Succar, actualmente de 71 años, fue detenido en Estados Unidos en 2004, adonde había huido, y extraditado a México dos años después. En marzo había sido condenado inicialmente a 13 años de prisión, pero el tribunal de Cancún aumentó la pena al revisar el caso, informó AFP.

"Es una sentencia histórica contra este tipo de delitos en México", dijo el abogado de las víctimas Javier Olea.

Los menores, seis niñas y un niño, afirmaron que Succar, quien se hacía llamar "Tío Johny", abusó de ellos en una de sus villas de Cancún y los obligaba a mantener relaciones sexuales entre sí para grabarlos.

"El juez sentenció a Succar a 16 años de prisión por cada uno de los siete niños que afectó", explicó por su parte un portavoz de la fiscalía de Cancún. Sin embargo la condena efectiva se reducirá a 60 años, que es la pena máxima en México, añadió Cuitláhuac Salinas, portavoz de la fiscalía.

Las acusaciones contra Succar salieron a la luz después que la periodista Lydia Cacho publicó en 2005 el libro 'Los demonios del Edén' con testimonios de víctimas de pedofilia que involucraban a otros empresarios y políticos, contra los que no presentaron cargos.

Cacho fue detenida ilegalmente tras la publicación del libro por orden de Mario Marín, entonces gobernador del estado de Puebla. Poco después se reveló una conversación del político con otro empresario involucrado en las denuncias del libro, en la que se evidenciaba colusión entre ambos para encarcelar a la periodista.

En julio, Amnistía Internacional (AI) reclamó al gobierno mexicano garantizar la seguridad de la periodista Cacho por amenazas de muerte.

Según esa organización la periodista fue amenazada en dos ocasiones en un correo electrónico enviado a la Fundación Lydia Cacho en Madrid, que apoya a víctimas de la corrupción, y la segunda vía telefónica en México.