Una sociedad con carencias de todo tipo, tanto
materiales, como psicológicas, desquicia principalmente al grupo más desprotegido:
los niños y niñas que sin herramientas emocionales, sin familia o con familias
ajenas a sus necesidades, sin escuelas, con trabajos forzosos en los cuales son
explotados, con problemas de adicciones, etc. se ven expuestos al mercado de la
prostitución y la pornografía infantil.
“En el caso americano el país
con mayor intercambio de pornografía infantil fue EU, seguido de México y a
mayor distancia, y en este orden Colombia, Uruguay, Argentina, Brasil,
Venezuela y Perú. EU y México representaron también, según el informe, casi el
80 por ciento del contenido de archivos de pornografía infantil en todo el
continente americano”.
Existe una gran diferencia en
el uso de material pornográfico consentido entre adultos, cuyos participantes y
usuarios son mayores de edad y aquella industria que emplea menores de edad que
participan de manera impuesta en actos sexuales con mayores de edad.
La pornografía infantil significa sexualidad con y
entre menores que no es consentida; es decir, explotación de infantes cuyas
familias no tienen recursos para su defensa. Trata de menores que tiene que ver
con pobreza con familias que han sido despojadas de los infantes o que bien los
han vendido. La existencia de un sistema de mercado que emplea la pederastia
como recurso central: los niños son víctimas de una profunda patología que
termina con sus vidas. Las familias ven interrumpida abruptamente sus dinámicas
de vida cuando pierden a los hijos e hijas, separados en la mayor de las
ocasiones, por la vía de la violencia. Si México ocupa el tercer lugar en el
intercambio de pornografía infantil, significa que vivimos como una sociedad
profundamente trastornada cuyas severas patologías no son ni reconocidas y
atendidas por las políticas públicas de educación y salud.
La red de pederastas ha tenido un significativo
incremento, lo cual remite a la existencia de amplios grupos de población
adulta masculina, de diferentes niveles socioeconómicos, en la búsqueda de
niños y niñas. En una palabra, los infantes en nuestro país están indefensos y
son objeto de todo tipo de crímenes. La pornografía infantil no sólo es
violenta per se, sino que forma parte de las mafias y del crimen organizado –
desorganizado, relacionado con estructuras de corrupción oficiales y
autorizadas.
Los menores sobrevivientes de tales crímenes, tienen
toda la probabilidad de convertirse en adultos extremadamente enfermos y
trastornados. La violenta vida privada familiar y grupal en la actualidad, es
sustento de la violencia pública que vivimos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Estimados lectores: Debido a numerosos comentarios spam, así como insultos anónimos que hemos venido recibiendo, nos vemos en la obligación de moderar esta sección.
Por consiguiente, no serán publicados comentarios insultantes ni aquellos que avalen o promuevan el abuso sexual contra menores de edad.
Para cualquier consulta, favor enviarnos un mensaje a nuestro correo institucional: red@red.org.pe
Se agradece su comprensión.