Esclavas del sexo. Informe especial de la BBC sobre la Trata de Personas. Parte 2 "La entrada y salida del país"

La salida del país

En la mayoría de los casos de trata las mujeres salen legalmente de sus países de origen y entran como turistas en los de destino.

Cuando hace falta gestionar un visado, la red se encarga de conseguir -legal o ilegalmente- toda la documentación necesaria.
Esos trámites burocráticos pueden "arreglarse" en un tiempo récord, gracias a la corrupción imperante en muchos de los países de origen, cómo dijo a BBC Mundo la hermana María, de las Hermanas Adoratrices de Colombia.
Por la realización de esas gestiones y por el billete de avión las mujeres adquieren una deuda con la red o con el captador que después tienen que saldar con su trabajo.
Las verdaderas condiciones de trabajo y del pago de ese préstamo no serán evidentes para la mujer hasta la llegada a su destino.
Antes de emprender el viaje, algunas redes obligan a las mujeres a firmar un contrato que estipula las consecuencias si se incumple con el pago.
Los “castigos” varían según las culturas: mientras en América Latina pueden suponer el embargo de las únicas posesiones de la familia, en África Subsahariana pueden implicar la muerte de un pariente.
Para la mayoría de las víctimas, en este punto todavía ajenas a la explotación sexual que las espera, el viaje hacia Europa es una experiencia inolvidable, en la que se mezclan la emoción y la ilusión del inicio de una nueva vida en el extranjero.
Muchas nunca imaginaron que llegarían siquiera a subirse a un avión algún día. Pero la fantasía del viaje hacia la tierra prometida está a punto de terminar.

La llegada: El traslado y el inicio

Nada más llegar empieza la coartación de libertad. La mujer es recibida en el país de destino por un miembro de la red que la traslada hasta el lugar en el que va a trabajar, normalmente un piso o un club de prostitución. Allí le dice el tipo de trabajo que va a tener que realizar. Normalmente son las otras mujeres las encargadas de enseñarle cuáles son las normas y cómo es la dinámica de trabajo (tarifas, multas, horarios, número mínimo de clientes, etc.). Aunque en un principio la mujer se resista a ejercer la prostitución, pronto se ve forzada a colaborar debido a las amenazas que recibe y la presión económica a la que está sometida: su deuda aumenta cada día que no trabaja.
Además, para asegurarse de que la mujer no se escape, el proxeneta o el gerente del burdel le quita su pasaporte. Sola, indocumentada, amenazada y sin recursos para pedir ayuda en un país totalmente extraño, la víctima acaba cediendo ante la presión: prostituirse es, a sus ojos, la única manera posible de saldar la deuda y llegar a ser libre.

Fuente: BBC Mundo