Niña de 13 años fue esclava sexual durante tres años. Detectives detuvieron a su madre y su conviviente con videos en los que aparecen crueles abusos

Las pesquisas de la Brigada de Investigación Criminal de Maipú dejaron en evidencia la más enfermiza de las "relaciones de pareja".
Los supuestos culpables de los vejámenes fueron identificados como Sandra Yáñez Yáñez (35), madre de la menor, y su conviviente, Sebastián Araya Soto (35). Ambos fueron formalizados por abuso sexual y producción de material pornográfico infantil.
Video porno revela abuso
Tres días atrás, la víctima de abusos se atrevió a contar la verdad a una tía, quien realizó la denuncia con el VHS en la mano.
En los allanamientos se encontraron un notebook, una CPU y una cantidad innumerable de filmes triple equis, porno infantil y "hentai", versión sórdida de la animación japonesa.
Según la PDI, en el celu de Araya se hallaron siete videos mostrando la ropa interior de mujeres en el Metro, modalidad voyeur llamada "upskirt". Sandra le colaboraba en las "tomas", informaron los policías. "Según la imputada, ella usaba las grabaciones para que su pareja se excitara y tuviera relaciones con ella", afirmó el subinspector Cuevas.
Tras los interrogatorios, la madre tomó conciencia del daño a su hija. El hombre permaneció en silencio. Hace una semana, la segunda hija de Sandra, de 11 años, intentó suicidarse.
La policía no descarta que la pareja reiniciara las sesiones de pornografía con la otra menor.
Ni su familia defiende al detenido "Si lo hizo, entonces muy bien que esté preso"
La magistrada del Octavo Tribunal de Santiago, Sandra Rojas, decretó la prisión preventiva por considerar a la "parejita" un peligro para la sociedad, para la víctima y un peligro de fuga.
Se estima que los imputados podrían ser sentenciados a 10 años de cárcel por el delito de "abusos sexuales", tres más por "produccion" de pornografía infantil y 541 días más por almacenamiento. En total, Sandra y Sebastián pasarían casi 15 años encerrados. En los 90 días de investigación, la fiscalía buscará evidencias de delitos con otros menores.
Pasaba desapercibido
Leonor, madre de Araya, aseguró que mantenía sospechas de su hijo, aunque se portaba bien. "Sabía que en algo raro andaba. Le dije que si yo llegaba a saber que estaba metido en algo, le iba a dar una zumba de palos y lo iba a echar de la casa. Él me dijo que no tenía nada que ver", señaló la nona. "Si lo hizo, entonces muy bien que esté preso", expresó Leonor, que está casi ciega producto de un glaucoma.
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